La Catedral de Valencia fue construida en 1262 por orden del Rey Jaime I. Al tratarse de una construcción en la que se pueden observar diferentes estilos, uno de sus principales atractivos son las diferentes puertas de acceso.
La más antigua es románica y es la Puerta del Palau. La entrada principal es la Puerta de los Hierros, que es de estilo barroco del siglo XVIII. El tercer acceso es la Puerta de los Apóstoles, que es de estilo gótico. Durante más de mil años, esta última puerta es el hogar del Tribunal de las Aguas que juzga y emite fallos sobre disputas entre los agricultores en el sistema de riego.
El gótico valenciano es el estilo constructivo predominante, aunque también contiene elementos del románico, del gótico francés, del renacimiento, del barroco y neoclásico.

En su interior se venera el Santo Cáliz, fechado del siglo I, y dado a la catedral por el rey Alfonso el Magnánimo en 1436. Se dice que fue el Grial de la Última Cena.
En el interior se encuentran algunas de las primeras y mejores pinturas del Quattrocento de toda la Península Ibérica, que llegaron de Roma a través de artistas contratados por Alejandro VI. Este último Papa valenciano, cuando aún era el cardenal Rodrigo de Borja, hizo la petición para elevar la sede valentina al rango de Metropolitana, categoría que le fue otorgada por el papa Inocencio VIII en 1492.
