El segundo domingo de mayo se celebra la Virgen de los Desamparados, jornada de pasión desbordada por la Geperudeta, patrona de Valencia y considerada la madre de los valencianos.
Miles de valencianos caminan durante toda la noche desde sus poblaciones para asistir a la Misa de Descoberta, que se celebra a las cinco de la mañana en la Capilla de la Basílica. Esta tradición rememora la celebración de la oración por parte de los agricultores de madrugada antes de emprender su jornada en la huerta.
A las ocho, se celebra en un altar levantado en la Plaza de la Virgen la Missa d’Infants, con los niños como público mayoritario. Desde 1957, al finalizar la misa, la Coral Infantil Joan Bautista Comes canta el Himno de la Coronación, acompañada por la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Municipal ‘José Iturbi’ de Valencia.
Pero sin duda, el acto más emotivo y multitudinario es el Traslado. Valencia es una ciudad de congregaciones: las mascletaes de Fallas, los partidos de fútbol de Valencia y Levante, los conciertos… y el traslado, pasión desbordada por la Geperudeta, emoción y devoción puras. A las 10:30, los valencianos abarrotan el recorrido de apenas 200 metros que separan la Basílica de la Catedral.
La imagen peregrina de la Virgen (una réplica para proteger la original), una talla de 1’33 metros, realiza el traslado de mano en mano, entre escenas de fervor, apretones, vaivenes, emoción, versos o niños que gatean por encima de las cabezas para tocar el manto de la Geperudeta.
«Más votos que la Virgen»
El ansia por tocar a la Virgen hace que la imagen no realice el camino en línea recta, llevada en volandas por los fieles a izquierda y derecha, incluso retrocediendo inclinada sobre las cabezas de los fieles.
Cubierto el trazado, la imagen accede de espaldas a la Catedral por la Puerta de los Hierros. ¿El motivo?: la Virgen de los Desamparados nunca da la espalda al pueblo valenciano. Por la tarde, la imagen procesiona por las calles de Ciutat Vella bajo el olor y perfume de las flores que lanzan desde los balcones.
Aunque se celebra desde 1885, el traslado adquirió relevancia en 1911 a raíz de una intervención del político local Félix Azzati, republicano y anticlerical, en el Parlamento: “Yo tengo más votos que la Virgen de los Desamparados. La Virgen tiene 5.000 y sus enemigos tenemos 22.000”.
La reacción de los valencianos fue acudir en masa a la festividad de la Maredeueta, que reunió a miles de personas. Y así ha continuado hasta 2019. Este año, el Covid-19 impedirá una de las manifestaciones populares más emotivas de Valencia.
Los valencianos la apodan cariñosamente Geperudeta, Jorobada, por la chepa que le sale al mirar al niño que porta en sus brazos y que sostiene la cruz. También se venera en países como Argentina, Chile, Costa Rica o México entre otros.
Hospital para inocentes, locos… y desamparados
El 1 de junio de 1410 se inauguró el Hospital d’Innocents, Follcs i Orats bajo el amparo de la Virgen, Sancta María dels Innocents. El hospicio se amplió para recoger a los niños desamparados, locos, expósitos y abandonados.
En 1414 cuatro jóvenes peregrinos se ofrecieron a realizar una imagen de la Virgen a cambio de comida. Pasados cuatro días y como no se oían ruidos de trabajo, forzaron la puerta y encontraron la imagen. Los extraños peregrinos habían desaparecido; lo que originó la leyenda de que «la feren els àngels» (la hicieron los ángeles).
Ya lo dice el Himno de la Coronación, a la que aclama como ‘Reina y Soberana de las tierras de Levante’. Un homenaje de puro y verdadero amor porque el valenciano “te ofrenda la devoción más santa que se pueda profesar. En tierras valencianas la fe por Vos no muere y vuestra imagen santa llevamos siempre en el corazón, adorada patrona, mare dels bons valencians”.
Virgen de los Desamparados: pasión por la Geperudeta, patrona y madre de los valencianos.
